Te aburres?

 

Se te acabó la batería del teléfono. Aunque, de todas formas no te sirve de nada, no hay señal. No tienes nada más a mano, ni siquiera una revista vieja. Sientes como la ansiedad aumenta a medida pasan los minutos mientras esperas, sacas el teléfono, lo miras, y ves tu reflejo en la pantalla, te sientes como un idiota porque sabes que no tiene batería, más, ahí está, en tu mano. Lo vuelves a guardar. Pasan unos minutos más, y te vuelves a encontrar con esa pantalla oscura mirándote. Ahora lo guardas con rabia, cómo es posible que estés tan apegado a esta cosa que no aguantas ni cinco minutos sin él en la mano?

Te quedan 8 horas de espera por delante, cómo vas a sobrevivir sin hacer nada? Solo la idea de que te vas a aburrir, te aburre. Pareciera que no hay nada que hacer, solo queda contemplar como morirás lentamente, minuto a minuto, de aburrimiento. 

Miras por la ventana, el día está variante, nubes vienen y van, el sol deja verse de a ratos. Dirías que es posible que llueva, te dices de recordar sacar la chaqueta que llevas para no mojarte tanto cuando la tortura de esperar termine, miras el reloj, han pasado 15 minutos. Refunfuñas mirándote el bolsillo, pensando en que deberías haber cargado el teléfono antes de salir. Vuelves a mirar por la ventana.

Es cómico como las nubes se forman, haciendo una especie de embudo, y otras que se esparcen con el viento. Se mueven igual de lento como el contenido de las lámparas de lava, lo cual nunca supiste qué era. Te recuerda a tu infancia, cuando tus papás ponían música por la tarde al llegar del trabajo, y tu entre ellos, bailaban y jugaban. Es un bonito recuerdo, sonríes para tí, y te ves en la ventana. Debería cortarme el pelo te dices, hace un par de meses que no lo haces y comienza a notarse. Miras hacia afuera nuevamente.

El sol parece que se decidió a salir, ya casi no quedan nubes, solo algunas en la distancia. El azul del cielo te absorbe, te quedas mirándolo, como si estuvieses buscando encontrar algo. Eso es! Ese azul oscuro, casi negro, es el que necesitas, ahora sabes de qué color pintar tu escritorio, llevabas un buen par de semanas sin lograr decidirte, ahora lo tienes. 

Y mientras la emoción de haber finalmente escogido qué hacer te recorre el cuerpo, como un hormigueo, de esos  que te ponen la piel de gallina, es tu turno, las 8 horas se acabaron, y ni siquiera te diste cuenta. Te dices que no fue tan terrible como pensabas, que incluso hasta te resolvió un problema.

Entonces, realmente te aburres?